Pueden existir diversas causas para tener una piel deshidratada y éstas dependen de la persona, de su entorno, del ambiente al que su piel haya estado expuesta, como el clima, la contaminación, la exposición a rayos UV, ingesta de tabaco y alcohol e, incluso, a procesos hormonales.
Pero, ¿cómo sucede exactamente la hidratación en la piel y en qué momento se pueden presentar fallas en el proceso?
Bueno, primero debemos saber que un cuerpo adulto está compuesto en un 65% de agua, cuyo 15% se encuentra contenido en la piel, órgano que está compuesto en un 70% de este líquido vital.
En el proceso de hidratación, el agua se desplaza de la dermis a la superficie, empapando las distintas capas al dispersarse. Natural y posteriormente, se presenta un fenómeno de evaporación natural del agua de la piel al que se le denomina PIA (pérdida insensible de agua).
Es así como la capa córnea (capa superior de la epidermis), naturalmente protegida por una película hidrolipídica en la superficie, frena el proceso de evaporación.
Sin embargo, si se altera esta barrera fisiológica, la PIA se acelera y la piel se reseca; el agua presente en la dermis deja de circular hasta la epidermis y la película hidrolipídica ya no desempeña su función correctamente.